Es indiscutible el poder decorativo de una alfombra, pero a algunos la dificultad que ocasionaba su mantenimiento y limpieza les hacía renunciar a ellas.
Hablar de la limpieza de las alfombras era un tema delicado. Cuándo estamos comiendo y se nos cae algún resto de comida a la alfombra, o incluso una copa de vino, en el mejor de los casos, era un engorro limpiarla, había que dejarlo todo para buscar los productos de limpieza adecuados y ponerse de rodillas a frotar y frotar. Y la mancha no salía, por lo que la alfombra estaba para tirar.
Con las alfombras de PVC (poli cloruro de vinilo) esto no sucede, diseñadas para poderse limpiar cómodamente, ya que se pueden fregar como un suelo cualquiera. Su naturaleza impide que la mancha penetre en su tejido y que así se pueda limpiar fácilmente. Con un aspecto muy actual debido a su sistema de fabricación, las alfombras de PVC se componen de un tejido entrelazado que se asemeja al de una fibra vegetal, pero con una resistencia y duración muy superiores. Además, su gran acabado y su variado colorido las hacen aptas para cualquier tipo de decoración y ambiente.
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